Domingo 34º durante el año

Fiesta de Cristo Rey

Mateo, en esta cita se refiere al juicio final como una especie de selección acorde a las obras que cada uno llevó a cabo en su vida. El Rey, dice, elegirá quien va al cielo o al infierno como consecuencia de las actitudes que en vida, fueron buenas o no, con otras personas.

Cuenta el texto que no entendían, ni los justos ni los pecadores, en qué momento hicieron algo por el Señor, y éste los exhorta a pensar que Él está presente en cada uno de sus hermanos y que cada vez que hicieron algo bueno o no por alguien, es a Él a quien se lo hacían.

Esto nos lleva a reflexionar sobre las actitudes que cotidianamente tenemos con quienes nos rodean.

¿Somos realmente conscientes de ello? ¿Logramos antes de decidir que actitud tomar, pensar que en esa persona que tenemos enfrente e interactúa con nosotros está Dios?

Es un buen ejercicio recordar esto justo antes de juzgar, o influir de una u otra forma en la vida de alguien.

Ojalá Dios no dé claridad para “ver”…  para encontrar su imagen en la mirada del otro, y tener la caridad necesaria para entender, comprender y encontrarlo en los ojos de mi prójimo.

Silvina Alí